lunes, 15 de marzo de 2010

Film Noir

“No me había fijado en que esas oscura
películas y novelas fueran oscuras en absoluto. Tenían clase, eran efectivas, sensacionales… Dios sabe por qué las llamaron negras. Estaba en el aire, en la política, sobre todo en Hemingway, Hammett y Chandler, tal como sugiere usted. Nos gustaban, y el existencialismo, también. No creo, pues, que el cine negro fuera negro en absoluto, sino la vie en rose”. (Cine Negro, p.p. 66. Daniel Fuchs, guionista de El abrazo de la muerte 1948). 

 Imaginemos, una historia, pensemos en la trama de un crimen pasional,  donde nuestro personaje principal, un hombre de aproximadamente 37 años, con un pasado tormentoso, conoce a una hermosa mujer, casada con un hombre adinerado y con una vida infeliz.

Ella lo hace pensar en que él es lo que más ama en esta vida, que podría dejar todo por él, siempre y cuando él le ofrezca todos los beneficios que tiene con su marido. Y es ahí donde surge la personalidad manipuladora de mujer fatal que lleva consigo.

Con un  cálculo exacto predice todo lo que este humilde hombre hará por ella, comienza con una inocente idea, acerca de un robo a la casa donde ella habita con el otro hombre.

Nuestro personaje  entra en conflicto, los fantasmas de su pasado lo acosan recordándole, el trabajo que le costó conservar su vida, después de haber cometido un asesinato accidentado, por una mujer, que tiempo después lo abandonaría y lo dejaría con serios problemas.

En el último momento, bajo la insistente presión de la fémina,  decide aceptar la propuesta y las cosas resultan mal.  En el piso se encuentra el cuerpo de un hombre mayor, un tiro ha perforado su cabeza, el hombre tira el arma, cae sobre sus rodillas, con las manos en la cabeza y se pregunta -¿Acaso mi mala suerte jamás terminará?-.

La mujer toma el hombro de él, con una  visible frialdad y le dice -Cariño, quizá no debamos seguir juntos, eres un asesino-. El casquillo de una bala cae al suelo, ella toma sus lentes, el dinero, se mira por última vez en el espejo, sonríe y al fin es libre.

¿Qué es el cine negro?

Después de leer mi pequeña introducción, hablaremos de lo que es el llamado Cine negro o en francés Film Noir que tiene lugar en la historia de los géneros cinematográficos de 1941 a 1958. 

La respuesta radica en la riqueza y complejidad del movimiento. El término film noir fue acuñado por los franceses, astutos críticos y ávidos fans de la cultura norteamericana, desde Alexis Tocqueville hasta Charles Baudelaire, pasando por lo innovadores periodistas de Cahiers du cinéma, y empezó a aparecer en la crítica cinematográfica francesa poco después de la segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación nazi, los franceses se habían visto privados de los largometrajes norteamericanos durante casi cinco años, y cuando por fin pudieron verlos a finales de 1945, notaron un oscurecimiento no sólo en el ambiente, sino también de la temática. 

Literalmente bebe con avidez de obras detectivescas de la escuela hard-boiled, escritas por Dashiell Hammett, Raymond Chandler, James M. Cain, David Doodis, Cornell Woolrich y otros autores similares, aunque también recibe la influencia de naturalistas como Emile Zola o Ernest Hemingway. Este último constituye un modelo especialmente convincente, por su prosa poética y escueta e incisivos diálogos. No es coincidencia que las primeras obras adaptadas al cine fueran las de dichos autores, empezando por El Halcón maltés (Hammet, 1941), La dama desconocida (Woolrich, 1944), Perdición y El cartero siempre llama dos veces (Cain, 1944 y 1946), Adios muñeca, titulada en cine Historia de un detective, y El Sueño eterno (Chandler, 1944 y 1946), Forajidos (Hemingway, 1946) y La senda tenebrosa (Goodis, 1947).

Artísticamente el expresionismo alemán, con su iluminación de claroscuros, sus ángulos de cámara distorsionados y sus simbólicos diseños, fue probablemente la influencia más significativa en la estética del cine negro. Los filmes mudos al estilo  de El gabinete del Dr. Caligari (1919),  de directores como Fritz Lang (Metrópolis, 1926, y la serie Doctor Mabuse) y F.W. Murnau (Noseratu, 1922, El Último, 1924). existe una razón aún más poderosa que justifica su influencia y es que los directores más destacados del cine negro durante su período clásico –Fritz Lang, Otto Preminger, Robert Soidmak, Billy Wilder, Edgar G. Ulmer, Max Ophüls, Jacques Tourneur y Jean Rendir – fueron emigrantes europeos. Habían trabajado en Alemania y Francia, donde  el expresionismo y el realismo poético habían predominado artísticamente durante más de una década

Filosóficamente, los años treinta y principio de los cuarenta vieron cómo el existencialismo y la psicología freudiana penetraban en la literatura estadounidense. Ambas teorías contribuyeron a fomentar una visión del mundo que subrayaba la absurdidad de la existencia y, al mismo tiempo, la importancia del pasado individual a la hora de determinar las propias acciones, visiones que toparon con un público receptivo en un país sacudido por la depresión económica y, después, por la Guerra Mundial. Dos de los temas centrales del movimiento, “el pasado angustioso”  y “la pesadilla fatalista”, beben directamente de esas dos fuentes.

El cine negro es mucho más que un conjunto de filmes poco iluminados apestando a sexo y violencia, tal como lo percibían los críticos contemporáneos. Como ciclo se basa tanto o más en los elementos de estilo que en los contenidos. Y en términos de narrativa, gravita mucho más alrededor de temas complejos que de meros iconos. 

 



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